jueves, 2 de octubre de 2008

Miguel Grau, el caballero de los mares



Nació en Piura el 27 de Julio de 1834. Sus padres fueron Miguel Grau Berrío y Luisa Seminario del Castillo. Desde niño se familiarizó con el mar porque su padre trabajaba en la Aduana de Paita. Desde los nueve años Miguel Grau navega a bordo de buques mercantes, recorriendo prácticamente todos los mares del mundo, lo que le vale una experiencia marinera importantisíma para su posterior brillante carrera como Oficial de la Marina de Guerra del Perú Escogió la vida de marino desde muy temprana edad, ingresando a la Escuela Náutica de Paita.




VIDA FAMILIAR
Contrajo matrimonio con doña Dolores Cabero con quien tuvo 10 hijos. La familia se instaló en Lima, en una casa que hoy ha sido restaurada y se conoce como la Casa Grau. Entre 1876 y 1879 dejó momentáneamente el comando del Huáscar para ser diputado por Paita.
VIDA POLÍTICA
En 1868 es llamado a reincorporarse a la Marina de Guerra y se le nombra comandante del Huáscar, cargo que retendrá hasta 1876, cuando es elegido Diputado por Paita, reasumiendo en marzo de 1879 el mando del Huáscar al dejar sus labores en el Congreso Peruano.

Durante su gestión denunció ante el Congreso de la República el pésimo estado de las naves de la Armada Peruana, augurando un fatal desenlace si no se adquiría material bélico.
Por desgracia, las consecuencias de hacer oídos sordos a su solicitud se encuentran escritas en todos los libros de historia del Perú.

EL HEROE

Durante el conflicto con Chile, destacó por su audacia y arrojo, pero sobre todo por su don de mando y de estratega consumado. Durante cinco meses, la escuadra enemiga no pudo con Grau y su viejo monitor. El enemigo lo consideraba un barco fantasma, ya que se deslizaba entre los puertos chilenos con la destreza de un gato, manteniendo en zozobra a un enemigo enteramente superior, capaz de estar en varios lugares bombardeando muelles, rompiendo bloqueos e interceptando cargamentos. La guerra para el glorioso Almirante nunca fue un baño de sangre, todo lo contrario. Destacó por su caballerosidad ante el enemigo rendido. Cuando hundió a La Esmeralda no dudó en rescatar a los náufragos que luchaban por sus vidas en las frías agua del Pacífico, como tampoco tuvo reparo en rendir homenaje al héroe chileno Arturo Pratt, caído en el fragor de la batalla, al enviar una sentida carta de condolencia a su viuda en Chile. Grau en Iquique había dado muestras de ejemplar caballerosidad. Después del combate, al efectuar el traslado de los chilenos caídos en la cubierta del Huáscar para su sepultación en Iquique, el jefe peruano guardó con respeto la cartera de Prat, que contenía los retratos de su esposa e hijos, y también su espada. Esa mañana de octubre, para muchos, se perdía la Guerra del Pacífico, y de esa manera se cumplían cabalmente las palabras del Almirante. En las páginas de la bitácora del monitor Huáscar, Grau escribió: “Os puedo asegurar que si el Huáscar no regresara victorioso, yo tampoco he de regresar” y esa mañana, sobre el Pacifico, nuestro Almirante encontraría la gloria eterna coronada con la inmortalidad de sus hazañas.


martes, 9 de septiembre de 2008

Túpac Amaru II, el cacique


Túpac Amaru, el cacique


José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, es uno de los grandes protagonistas del Perú. En 1780 encabezó una rebelión sin precedentes en los dominios españoles y que cambió el curso de la historia. Pertenecía a una familia noble que descendía de los Incas. Sus apellidos "Condorcanqui" ("eres cóndor") y "Túpac Amaru" ("Real Señor de la Gran Serpiente") tenían un alto contenido simbólico. En 1766, al morir su padre, heredó el cacicazgo de Pampamarca, Tungasuca y Surimana, las tierras que rodean estas hermosas lagunas y que tenían la fama de ser muy prósperas, pues la humedad las dotó de abundantes pastizales. Los caciques de esta región fueron muy ricos, y al igual que Túpac Amaru se dedicaron al comercio entre Lima y Potosí. Prueba de ese bienestar son las iglesias, verdaderos tesoros del arte colonial.


"... era un hombre de cinco pies y ocho pulgadas de alto; delgado de cuerpo, con una fisonomía buena de indio: nariz aguileña, ojos vivos, más grandes de lo que por lo general los tienen los naturales. En sus maneras era un caballero, era cortesano; se conducía con dignidad con sus superiores y con formalidad con los aborígenes. Hablaba con perfección la lengua española y con gracia especial la quechua; vivía con lujo y cuando viajaba, siempre iba acompañado de muchos sirvientes del país y algunas veces de un capellán..., usaba el pelo largo y rizado hasta la cintura. Era muy estimado por todas las clases de la sociedad."Pablo de Astete, Coronel de los Reales Ejércitos, contemporáneo.

Usaba -según palabras del historiador José Antonio del Busto- camisa bordada, chaleco de tisú de oro, zapatos con hebillas, pantalones de terciopelo y sombrero. Pero cuando decidió alzarse contra el poder español, cambió los lujos occidentales por el unco incaico y la mascaypacha, insignia máxima de poder.

Tenía alrededor de 20 años cuando contrajo matrimonio con doña Micaela Bastidas Puyucahua. Era propietario de cocales en Carabaya, chacras en Tinta, vetas de minas y, sobre todo, dueño de 350 mulas, utilizadas para transportar mercaderías a Potosí, por lo cual era conocido peyorativamente como "el curaca arriero".
En 1776 presentó una petición formal para que se le concediera un título de nobleza hispano y para que los indios fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas. Ante la negativa de la Audiencia de Lima decidió tomar medidas más radicales.


La rebelión comenzó por el juicio y ejecución del corregidor Antonio Arriaga, efectuada el 10 noviembre 1780 en la plaza de Tungasuca. En ese momento, España estaba en guerra con Inglaterra y la sublevación de las 13 colonias de Norteamérica mostraba que la libertad era posible. George Washington era el gran personaje de aquellos días.
Mostrando su amplitud de miras, el 16 de noviembre Tupac Amaru decretó la libertad de los esclavos negros en posesión de los españoles. De este modo, Tupac Amaru es el primer peruano que proclamó el fin de la esclavitud y es un adelantado en esta materia a nivel mundial. Dos días después, exhibiendo una gran cohesión, el ejército rebelde consiguió su primera victoria. Luego, estalló el mundo andino en una sublevación sin precedentes. En ese momento ya era un movimiento social único en la historia de Latinoamérica.
No obstante, el 1 de enero de 1781, las tropas virreinales de refuerzo ingresaron al Cusco. Entre ellos destacaba un temible escuadrón de negros y mulatos costeños que eran fusileros del Rey. Era el destacamento “Real de Lima”, que sería famoso peleando por los realistas durante toda la emancipación. A partir de ese momento, varios curacas indígenas se alinearon con los españoles. El principal colaborador fue Mateo Pumacahua, cacique de Chincheros. Pumacahua es un enigmático personaje de la historia nacional, porque de joven colaboró con los realistas y de viejo se rebeló contra ellos, muriendo ahorcado, como insurrecto contra el Rey, después de haber contribuido decisivamente a derrotar a Tupac Amaru. Pumacahua fue al revés que la mayoría de las personas, porque de joven fue reaccionario y de anciano revolucionario.
El recompuesto ejército realista obtuvo una primera victoria en Piccho, pero Tupac Amaru se reorganizó y sitió el Cusco el 18 de enero. El cerco se estrechó y Micaela lo instó a capturar la capital inca a sangre y fuego. José Gabriel temió la posibilidad de ser atrapado en la ciudad, donde se concentraban sus enemigos.