Túpac Amaru, el cacique
José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, es uno de los grandes protagonistas del Perú. En 1780 encabezó una rebelión sin precedentes en los dominios españoles y que cambió el curso de la historia. Pertenecía a una familia noble que descendía de los Incas. Sus apellidos "Condorcanqui" ("eres cóndor") y "Túpac Amaru" ("Real Señor de la Gran Serpiente") tenían un alto contenido simbólico. En 1766, al morir su padre, heredó el cacicazgo de Pampamarca, Tungasuca y Surimana, las tierras que rodean estas hermosas lagunas y que tenían la fama de ser muy prósperas, pues la humedad las dotó de abundantes pastizales. Los caciques de esta región fueron muy ricos, y al igual que Túpac Amaru se dedicaron al comercio entre Lima y Potosí. Prueba de ese bienestar son las iglesias, verdaderos tesoros del arte colonial.
"... era un hombre de cinco pies y ocho pulgadas de alto; delgado de cuerpo, con una fisonomía buena de indio: nariz aguileña, ojos vivos, más grandes de lo que por lo general los tienen los naturales. En sus maneras era un caballero, era cortesano; se conducía con dignidad con sus superiores y con formalidad con los aborígenes. Hablaba con perfección la lengua española y con gracia especial la quechua; vivía con lujo y cuando viajaba, siempre iba acompañado de muchos sirvientes del país y algunas veces de un capellán..., usaba el pelo largo y rizado hasta la cintura. Era muy estimado por todas las clases de la sociedad."Pablo de Astete, Coronel de los Reales Ejércitos, contemporáneo.
Usaba -según palabras del historiador José Antonio del Busto- camisa bordada, chaleco de tisú de oro, zapatos con hebillas, pantalones de terciopelo y sombrero. Pero cuando decidió alzarse contra el poder español, cambió los lujos occidentales por el unco incaico y la mascaypacha, insignia máxima de poder.
Tenía alrededor de 20 años cuando contrajo matrimonio con doña Micaela Bastidas Puyucahua. Era propietario de cocales en Carabaya, chacras en Tinta, vetas de minas y, sobre todo, dueño de 350 mulas, utilizadas para transportar mercaderías a Potosí, por lo cual era conocido peyorativamente como "el curaca arriero".
En 1776 presentó una petición formal para que se le concediera un título de nobleza hispano y para que los indios fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas. Ante la negativa de la Audiencia de Lima decidió tomar medidas más radicales.
En 1776 presentó una petición formal para que se le concediera un título de nobleza hispano y para que los indios fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas. Ante la negativa de la Audiencia de Lima decidió tomar medidas más radicales.
La rebelión comenzó por el juicio y ejecución del corregidor Antonio Arriaga, efectuada el 10 noviembre 1780 en la plaza de Tungasuca. En ese momento, España estaba en guerra con Inglaterra y la sublevación de las 13 colonias de Norteamérica mostraba que la libertad era posible. George Washington era el gran personaje de aquellos días.
Mostrando su amplitud de miras, el 16 de noviembre Tupac Amaru decretó la libertad de los esclavos negros en posesión de los españoles. De este modo, Tupac Amaru es el primer peruano que proclamó el fin de la esclavitud y es un adelantado en esta materia a nivel mundial. Dos días después, exhibiendo una gran cohesión, el ejército rebelde consiguió su primera victoria. Luego, estalló el mundo andino en una sublevación sin precedentes. En ese momento ya era un movimiento social único en la historia de Latinoamérica.
No obstante, el 1 de enero de 1781, las tropas virreinales de refuerzo ingresaron al Cusco. Entre ellos destacaba un temible escuadrón de negros y mulatos costeños que eran fusileros del Rey. Era el destacamento “Real de Lima”, que sería famoso peleando por los realistas durante toda la emancipación. A partir de ese momento, varios curacas indígenas se alinearon con los españoles. El principal colaborador fue Mateo Pumacahua, cacique de Chincheros. Pumacahua es un enigmático personaje de la historia nacional, porque de joven colaboró con los realistas y de viejo se rebeló contra ellos, muriendo ahorcado, como insurrecto contra el Rey, después de haber contribuido decisivamente a derrotar a Tupac Amaru. Pumacahua fue al revés que la mayoría de las personas, porque de joven fue reaccionario y de anciano revolucionario.
El recompuesto ejército realista obtuvo una primera victoria en Piccho, pero Tupac Amaru se reorganizó y sitió el Cusco el 18 de enero. El cerco se estrechó y Micaela lo instó a capturar la capital inca a sangre y fuego. José Gabriel temió la posibilidad de ser atrapado en la ciudad, donde se concentraban sus enemigos.
Mostrando su amplitud de miras, el 16 de noviembre Tupac Amaru decretó la libertad de los esclavos negros en posesión de los españoles. De este modo, Tupac Amaru es el primer peruano que proclamó el fin de la esclavitud y es un adelantado en esta materia a nivel mundial. Dos días después, exhibiendo una gran cohesión, el ejército rebelde consiguió su primera victoria. Luego, estalló el mundo andino en una sublevación sin precedentes. En ese momento ya era un movimiento social único en la historia de Latinoamérica.
No obstante, el 1 de enero de 1781, las tropas virreinales de refuerzo ingresaron al Cusco. Entre ellos destacaba un temible escuadrón de negros y mulatos costeños que eran fusileros del Rey. Era el destacamento “Real de Lima”, que sería famoso peleando por los realistas durante toda la emancipación. A partir de ese momento, varios curacas indígenas se alinearon con los españoles. El principal colaborador fue Mateo Pumacahua, cacique de Chincheros. Pumacahua es un enigmático personaje de la historia nacional, porque de joven colaboró con los realistas y de viejo se rebeló contra ellos, muriendo ahorcado, como insurrecto contra el Rey, después de haber contribuido decisivamente a derrotar a Tupac Amaru. Pumacahua fue al revés que la mayoría de las personas, porque de joven fue reaccionario y de anciano revolucionario.
El recompuesto ejército realista obtuvo una primera victoria en Piccho, pero Tupac Amaru se reorganizó y sitió el Cusco el 18 de enero. El cerco se estrechó y Micaela lo instó a capturar la capital inca a sangre y fuego. José Gabriel temió la posibilidad de ser atrapado en la ciudad, donde se concentraban sus enemigos.